Mantener una memoria saludable no es solo cuestión de genética o juventud: también depende de los hábitos que cultivamos cada día. Con una mayor esperanza de vida y el incremento de las tareas cognitivas en la vida moderna, proteger la salud mental se vuelve esencial. 

Diversos estudios científicos señalan que algunas prácticas diarias pueden contribuir significativamente a preservar la memoria y la agudeza mental, incluso con el paso de los años.

Incorporar estos hábitos en la rutina diaria no solo refuerza la memoria, sino que también protege la salud mental en su conjunto. Con pequeños cambios y constancia, es posible mejorar la calidad de vida y mantener una mente ágil a lo largo del tiempo.

Cuidar la memoria a diario: los cinco hábitos simples que previenen el deterioro cognitivo

1. Dormir bien y sin interrupciones

La calidad del sueño es uno de los factores más influyentes en la consolidación de la memoria. Durante las horas de sueño profundo, el cerebro procesa la información del día y la transfiere a la memoria de largo plazo. La recomendación de los expertos es dormir entre 7 y 8 horas de manera continua, evitando el uso de pantallas antes de dormir para mejorar la calidad del descanso.

2. Mantenerse físicamente activo

El ejercicio diario, ya sea caminar, andar en bicicleta o practicar alguna actividad aeróbica, estimula la circulación sanguínea y mejora la oxigenación del cerebro. Estudios demuestran que la actividad física regular no solo mejora la memoria a corto plazo, sino que también reduce el riesgo de deterioro cognitivo en la vejez. Incluso una caminata de 20 minutos al día puede marcar una diferencia.

3. Entrenar la mente

Al igual que los músculos, el cerebro necesita ejercitarse para mantenerse en forma. Realizar actividades como resolver crucigramas, leer, aprender un nuevo idioma o tocar un instrumento musical estimula la creación de nuevas conexiones neuronales. Dedicar unos minutos al día a estos ejercicios refuerza las habilidades cognitivas y la retención de información.

4. Llevar una dieta equilibrada

Algunos alimentos son especialmente beneficiosos para el cerebro, como aquellos ricos en omega-3 (pescado, nueces, semillas), antioxidantes (frutas y verduras de colores intensos) y grasas saludables. Estos nutrientes reducen la inflamación y protegen las neuronas, contribuyendo a la salud cerebral y, por ende, a la memoria.

5. Practicar el mindfulness o la meditación

El estrés crónico es enemigo de la memoria, ya que los niveles elevados de cortisol pueden dañar el hipocampo, la región del cerebro que procesa recuerdos. Practicar mindfulness o meditación ayuda a reducir el estrés y a mejorar la atención, aspectos esenciales para la consolidación de los recuerdos.